En la ciudad de Orizaba, nació Ignacio de la Llave, hijo del coronel don Manuel de la Llave y de doña Luz de Segura Zevallos, originarios de la provincia de Santander, España. Ignacio tenía tres años cuando la región de Orizaba fue escenario de la negociación de nuestra independencia con la firma de los Tratados de Córdoba, en agosto de 1821.
Ignacio de la Llave estudió en el Colegio Nacional de Orizaba, fue alumno externo, es decir, no vivió en el internado, e hizo aquí todos sus estudios hasta graduarse en jurisprudencia. Como buen jinete, se internaba en veredas hasta las haciendas de Jalapilla, Cocolapan, o El Sumidero.
Al obtener su mayoría de edad, se afilió al Partido Liberal, aún bajo la oposición de familiares. Recién titulado de abogado, a los 23 años, fue nombrado juez de la Villa de Orizaba.
Entre 1842 y I843 vivió en la ciudad de Veracruz, Ignacio de la Llave se incorporó al movimiento en calidad de subteniente “defensor de las leyes”, de la Guardia Nacional Orizabeña, posteriormente lo eligieron diputado al Congreso del Estado y es en esta época cuando se distingue como defensor de la patria ante la invasión norteamericana en 1847.
Como gobernador de Veracruz, muy poco dura su mandato, pues nuevamente la desgracia se hace presente al iniciarse la invasión francesa, Ignacio de la Llave está presente en Puebla el 5 de mayo cuando el ejército derrota a los franceses; dos meses después, en julio de 1862, es herido en el Cerro del Borrego.
El 12 de junio de 1863 llegan a Guanajuato la escolta se pone en contra para robarles e Ignacio de la Llave es herido por la espalda y muere el 23 de junio de1863.
El cadáver de Ignacio de la Llave es llevado a la ciudad de San Luis Potosí, pero el gobernador del Estado de Veracruz, Francisco Hernández y Hernández, promueve un decreto que se promulga el 10 de julio de 1863 que lo declara Benemérito del Estado y que prescribe que “El Estado de Veracruz se llamará en lo sucesivo Veracruz-Llave”.
Con el país en paz, los restos del general Ignacio de la Llave fueron exhumados y trasladados de San Luis Potosí al panteón de Orizaba, Veracruz, en 1869. En su tumba, una columna custodia los restos del Benemérito del Estado, “por haber muerto defendiendo la autonomía nacional”.
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